miércoles, 6 de agosto de 2014

Acerca de un hecho ominoso

Acerca de un hecho ominoso
               
Medellín es una ciudad interesante en muchos sentidos y con cosas sorprendentes en cultura, arte, desarrollo tecnológico y científico. En ello, la Universidad de Antioquia tiene su aporte, al igual que otras, múltiples, iniciativas individuales y colectivas. Pero en la cotidianeidad, Medellín no deja de ser una ciudad hostil, complicada y difícil. Esta última condición, para alguien como yo que lleva trabajando muchos años en la universidad, y de modo fundamental en el campus de ciudad universitaria, hacía que la llegada a la misma se convirtiera en un halo refrescante y un acicate tranquilizador para el desarrollo de esa actividad llamada trabajo y que ocupa la mayor parte de la vida. Pero con el paso del tiempo, ha resultado lo contrario, y este campus anhelado viene resultando peor que la ciudad que lo rodea. Bueno, allá afuera puede haber sanción para mí y para los otros, y eso morigera un poco mi conducta y la de los otros. Un poco. Pero acá adentro eso no ocurre y eso lo hace más difícil y temido. Asistimos a una desinstitucionalización rápida y sin freno, que opera como consecuencia lógica del aislamiento del mundo que nos rodea. Este aislamiento creemos todos es base constitutiva para la libertad de la que gozamos en este ágora, de modo que el campus sirve a lo mejor y a lo peor, y es obvio que lo peor es más notorio porque daña, porque deja huellas, porque como le pasa a la mayoría de los humanos, por razones muy diversas, resulta más fascinante que un acto bello o un descubrimiento sorprendente.

Las motos, incluida la mía, en el transcurso del mes, salen del campus. Seguramente este se verá transformado, sin embargo lo seguiremos habitando los mismos, que es lo que es verdaderamente preocupante, pues los signos de la desinstitucionalización son múltiples y las motos solo son objetos de uso.

Como motociclista referiré una pequeña anécdota. Llego a un lugar y de manera descuidada parqueo la moto taponando una rampa para discapacitados. Como le ocurrió al Profesor Hernando Muñoz, en ese preciso momento apareció un hombre caminando con dificultad apoyado en un bastón y mi moto por supuesto le impedía continuar su marcha. Me llamó la atención y me avergonzó. Pedí disculpas, le concedí la razón y retiré la moto. Profesor Hernando, me dirijo a usted recordando ese hombre del bastón, y la manera como un hecho formativo se convierte para usted en un hecho ominoso. En nombre de los motociclistas que hemos ocupado el campus le pido disculpas por lo acontecido que ya es un hecho de la llamada vida universitaria. En nombre de una comunidad que no me ha autorizado para escribirle esto, pero que como miembro de la misma siento que debo poner alguna palabra, pido disculpas. Por último, quiero decirle que en lo que hemos compartido creo reconocer en usted un buen hombre y un buen ciudadano, circunstancias que me permiten compartirle esta reflexión: cada día comprendo mejor lo que para mí, transcurriendo los años, viene significando la libertad: sentir vergüenza sin vivir avergonzado, sentir culpa sin sentirme culpable de todo e ir conquistando el pudor y el respeto en el trato con los demás. No está basada en el ejercicio de derechos sueltos y circunstanciales y muchas veces caprichosos. Creo que la única auténtica libertad es la que va conquistando serenidad.

Algún día, Jorge Luis Restrepo, hombre prudente y civilizado, en una conversación o mejor, en coloquio, a manera de confesión me dijo lo siguiente: el problema de esta universidad es estético, y de allí se desprenden la mayoría de los problemas éticos que nos rodean en la universidad.

Profesor Hernando, espero que todos los sinsabores que le ha causado este sencillo acto pedagógico no persistan en usted entorpeciendo su vocación ciudadana y universitaria pues creo al igual que usted, que la universidad no puede ser simplemente el reflejo de la sociedad, que es el discurso que se viene imponiendo, sino que nuestra responsabilidad es exactamente luchar para que el campus establezca la diferencia propendiendo porque este sea usado para lo mejor.

Humberto Acosta M.
Jefe Depto. de Psicoanálisis




¿Qué nos Pasa?


¿Qué nos pasa?

...es una versión de la pregunta que Albert Einsten hizo a Sigmund Freud en 1934, cuando le preguntaba sobre el porque de la guerra y sobre las razones por las que los seres humanos se mataban entre si...del porque eran violentos los unos contra los otros...y de porque no les importa mas que el bienestar individual, a costa del del prójimo. Freud respondió al científico en pocas palabras, diciéndole que nos cuesta la humanidad...conseguirla significa respetar al otro y su diferencia, renunciar a la satisfacción individual para conseguir ciudad, colectividad, espacio público...


En la Universidad de Antioquia, estamos viendo como día a día se impone esta lógica egoísta del uno, lo vemos en los negocios ilegales que crecen, en el irrespetuoso y descarado parqueo de carros y motos en los pasos peatonales, en la obstrucción de los corredores y sitios para el estudio... lo público se ha convertido en espacios privados para los objetos y no para los sujetos que son entonces desplazados y violentados...nos encontramos con que poco importa el respeto al espacio que compartimos, que debe ser de todos, sino que unos pocos se toman la atribución de ser amos de lo público para su satisfacción individual, ultrajando el derecho del otro...eso fue lo que le ocurrió al Vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas: una respuesta violenta ante el llamado que hizo en nombre de la colectividad, de la humanidad, de la universidad como espacio plural, de palabra y de discurso a unos estudiantes, una mujer y un hombre, que como Otros arbitrarios, impusieron su individualidad y amenazaron no solo al Vicedecano sino a toda la colectividad. Esto no lleva más que a la guerra y a la deshumanización.

Rechazo como Decana, y en nombre del Consejo de Facultad, estos hechos y todos los otros actos que como éste, nos someten a todos en el día a día, alrededor del bloque 9...


Gloria Patricia Peláez J.

Decana

Facultad de Ciencias Sociales y Humanas.

martes, 5 de agosto de 2014

COMUNICADO CONTRA BARBARIE, EDUCACIÓN

 COMUNICADO
CONTRA BARBARIE, EDUCACIÓN

El Consejo de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas expresa su indignación por los hechos acontecidos el pasado jueves 31 de Julio al Vicedecano Hernando Muñoz. La respuesta a un llamado de atención a cumplir las normas no puede tener una respuesta violenta. Hechos como los acontecidos no pueden volver a repetirse.

La Universidad de Antioquia siempre ha sido expresión de la ciudad y del país en el territorio que la ocupa. Nunca se ha encerrado como burbuja y no ha desconocido nunca la realidad de su entorno. Así pues, la violencia callejera, el microtráfico de drogas, el desorden de la economía global, el irrespeto a la vida y la neurosis y el desorden colectivo del tráfico urbano, no nos han sido ajenos. Tampoco el miedo, ni la desconfianza, ni el amedrentamiento. Esto no excusa cualquier negligencia que pueda haber por parte de las autoridades encargadas de la seguridad en la Universidad que pretende ser una de las mejores en investigación, ni en la ciudad que se presume como la más innovadora del mundo.

Sin embargo, mientras esperamos la respuesta, nuestro deber como docentes es entender esta situación y enseñar. Hoy enseñamos que en los casos de agresión los humanos debemos indignarnos, desde Palestina hasta el parqueadero de motos. Que cuando la ciudad parece expresar lo más oscuro de su identidad en la Universidad, debemos apretar más la bandera de la pedagogía sobre cómo relacionarnos y respetarnos en nuestra integridad física y psicológica. Que si nos equivocamos debemos reconocerlo. Y que si lo público peligra nosotros debemos enseñar a utilizarlo.

Al otro se le escucha y en el desacuerdo se le increpa pero no se le agrede. Lo público es de todos y por lo tanto se defiende. Pero sobre todo, que la Universidad debe seguir siendo el espacio de la ciudad y el país en pequeño, pero como laboratorio para aprender a vivir con el otro en el profundo respeto de nuestras diferencias.

Este hecho de la agresión al profesor Hernando Muñoz, debe abrirnos un espacio para enseñanzas permanentes sobre la convivencia en el campus, proponemos generar una cátedra de formación universitaria y para la convivencia, unas acciones y unos mensajes permanentes a la comunidad universitaria, en los cuales se llame al respeto por el otro y por la diferencia, y donde se pueda propiciar una pedagogía para el uso y la apropiación común  de lo público, más allá de la violencia. Nuestras salidas a esta situación no deben ser coyunturales.


CONSEJO DE FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
5 de Agosto de 2014